–Fernando, tiene usted 86 años… –leyó el médico en el papel y levantó la mirada. El médico notó en la profundidad de sus ojos un vacío enorme, una habitación helada, sin muebles, sillas y mesas, un espacio sólo iluminado por la luz del ventanal y con un silencio que flotaba en el aire condensado. Notó la soledad en estado sólido,…