“Cuando vuelvas, ojo con el ascensor que funciona mal. Si vienes a deshoras, mejor sube andando por si acaso”. Ese fue el mensaje que recibí de mi padre el pasado viernes a las 8 de la tarde. Por la noche del mismo día, sonámbulo, llamé al ascensor, entré y ya no volví a salir. El ascensor se quedó bloqueado en…