Desearía, tumbado en el suelo, oliendo las migas de polvo que me rodean como el agua que engulle a un barco en un mar. Grises negras, como el humo, como el plástico quemado. No soy de nadie, soy de mí mismo. Podría moverme pero levantaría el polvo, más lejos, hacia arriba y haría toser a los que andan ciegos de pensamiento.
Aun así ellos están llenos de polvo, sus manos, su cabeza, de su boca sale esa ínfima pelusa, acumulación de cenizas, pero ellos no lo ven, ellos no me entienden. Yo sí. Decido permanecer quieto pensando en no moverme, mirando a la gente pasar, pisarme, pensar en sí mismas, dedicarse a cosas inútiles sin darse cuenta que están rodeados de polvo que les contamina los pulmones, bajan al estómago y se introducen en su organismo quemándoles poco a poco. Combustión, deflagración. Yo lo se y me quedo quieto, esperando tal vez a que alguien tenga la fuerza de retirarlo o quede sepultado por el mismo. No quiero tragármelo, no quiero ser uno más, no quiero convertirme en cenizas vivas. Ellos se mueven igual, sin identidad más que la de caminar hacia delante. Miradme sin ojos y me veréis como os veo. Un papel en mis manos, sucio, con señales inunda mi mente con un sonido rasgado, del metal abrirse. Desearía, estoy tumbado, atrapado, entre telas de araña, entre motas de polvo, desearía, encontrarte.
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Eli
29 octubre 2010 at 13:14Que bonito!!
Me ha encantado, y aunque sea como triste y un poco al borde de la angustia, transmite un monton de cosas
Que crack eres!!
😀
Akaki
29 octubre 2010 at 16:38Me alegro!Es angustioso, si…
Espero que te esté yendo bien por aquellas tierras. Y abrígate del frío!
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