Cada vez que discuto «calurosamente» con mis amigos sobre cualquier tema en que tenemos opiniones opuestas me doy cuenta de que la teoría de Godwin es tan cierta como la teoría de la relatividad de Einstein. Y quien no la conoce se preguntará, ¿qué carajo es la teoría o ley de Godwin? Pues sencillo, el señor Mike Godwin en 1990 a través de un estudio realizado en Usenet (noticias en foros de internet) saca la conclusión de que «A medida que una discusión en línea se alarga, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se mencione a Hitler o a los nazis tiende a uno». Es decir, cuando hay opiniones opuestas y la conversación sigue y sigue sin parecer que llegue a un lugar claro, es probable que salgan los nazis para solucionarlo y en ese momento la discusión deja de tener sentido porque se ha alejado de su objeto inicial.
Este enunciado no se queda en un hecho que ocurre en foros de internet, comentarios de noticias o discusiones en Facebook, suele ocurrir también en persona. Cuando llega el momento en que alguien menciona, cita o compara usando el nazismo, dicha discusión es difícil que llegue a ninguna parte y se termina porque se distorsionan totalmente las comparaciones y se pierde la idea inicial. Comprobadlo, no importa si habláis de gastronomía o de la economía mundial. Más allá de la teoría de Godwin, me resulta curioso, aunque no extraño, que la consciencia colectiva considere el nazismo como lo indiscutible en maldad, lo máximo en la barbarie humana. No hay nada más degradante e inhumano que el nazismo y sus consecuencias y si alguien no está de acuerdo en eso, «no está con nosotros». Además todo el mundo conoce a Hitler y el nazismo, aquí y en Japón. Es universal y está en los libros de historia. Este hecho es un recurso para separar lo que está bien y lo que está mal y hacer comparaciones en la vida cotidiana.
El caso es que este recurso de citar el nazismo suele ser usado maliciosamente en las discusiones para intentar llevar la razón o ganar en la disputa. Algo que no hacen los políticos explícitamente con el nazismo, pero sí con otros temas donde comparar usando lo radical en lo malo es una forma de desvirtuar la realidad de lo que se está hablando. Pongamos un ejemplo, algo relacionado con la actualidad. El presidente del gobierno sale al estrado y después de su plática sobre la nueva investidura, imagina que termina su discurso con una simple comparación: «Señores míos, en la Alemania nacionalsocialista, si el nazismo se hizo con el poder y provocó todos esos horrores, fue porque el conjunto político y dirigente en aquel momento estaba disgregado y otros que apenas eran una minoría supieron hacerse con el control de la mayoría. Esto es un grave error en nuestra sociedad y está en nuestras manos impedirlo» (Esto es invención pura y dura).
Como se ve, citar algo relacionado con el nazismo es como marcar un línea entre dos personas, estás conmigo o no lo estás, eres o no eres un nazi, porque si no lo eres, no puedes decir que esto sea así como decías antes. Puede resultar exagerado, pero mencionar a Hitler es como multiplicar por cinco tu poder de convicción. Yo tengo la razón. Esto es utilizado constamente y no necesariamente el tema del nazismo.
Cuando en una discusión salgan los nazis, pensad en lo capullo que es quien tenéis enfrente o lo capullo que eres tú. Fin de la cita.
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Anónimo
16 marzo 2016 at 20:53Fin de la cita porque ha salido el nazismo a colación… si no sería un to be continued… jiji
Akaki
14 abril 2016 at 17:27Ya ves! jaja
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